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Proyecto Institucional Estratégico

  Jornadas de Reflexión Institucional

    

Discurso del Rector

  

Comunidad Universitaria de la UNLu
Disertantes invitados

Nuestra universidad como parte de una realidad en permanente movimiento y por tanto en transformación hoy nos demanda que se la sitúe en consonancia con la situación social, económica, cultural y política.

Ese proceso deberá a su vez tener presente que el sistema universitario nacional se encuentra inmerso en un proceso de profundos cambios, que se manifiestan, entre otros signos distintivos, por:

- El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información.
- La creciente competencia por los recursos naturales.
- Las actuales demandas económicas, políticas y sociales.
- Las exigencias de una formación continua, junto al desarrollo de la investigación.
- La rendición de cuentas a la sociedad, en prueba de una mayor transparencia y pertinencia
- Asumir un mayor compromiso de participación en el desarrollo regional y nacional.
- La configuración del espacio nacional de enseñanza superior.

Todo ello en el marco de las tendencias globales que se manifiestan en los sistemas de educación superior en el mundo.

Democratización de la enseñanza superior con la masividad de la matricula en la que participa la incorporación de la mujer.

Un sistema heterogéneo producto de universidades con diferente grado de desarrollo, viejas y nuevas, a lo que se ha sumado un crecimiento superlativo de la universidad privada, acompañado de una diferenciación horizontal y vertical del sistema.

A esto se suma la heterogeneidad del estudiantado que exige diferenciación de enseñanzas para atender a la diversidad de talentos, intereses y formación previa.

Un creciente proceso de internacionalización de la educación superior.

El ritmo vertiginoso del crecimiento de los conocimientos producto de la revolución científico-tecnológica.

Las nuevas demandas de ofertas académicas producto de los cambios en los sistemas productivos y de organización del trabajo.

Este proceso de expansión del sistema de educación superior se encuentra acotado por las restricciones presupuestarias de los Estados, que generará demandas de mejorar la gestión de los recursos, aumentar la participación de los recursos propios, regulaciones de calidad, cambios en los mecanismos de asignación de fondos y fuertes intentos por el arancelamiento de la educación pública.

Lo hasta aquí detallado podría definirse como las causas externas a nuestra universidad que nos plantea la necesidad de iniciar la tarea que como comunidad hoy emprendemos, de repensarnos y reformular nuestro proyecto institucional.

Pero también existen causales internos que nos obligan a iniciar este proceso. Fue evidente durante el pasado año electoral que existía un desdibujamiento de nuestro proyecto, de nuestro rol como universidad nacional y pública, con distintas opiniones críticas sobre como veníamos desarrollando nuestra Misión. Estas discusiones no se daban en un ámbito institucional sino de manera informal. Por ello en nuestra campaña nos comprometimos a desarrollar un espacio institucional democrático y participativo que nos permita analizar dónde estamos, conocer con mayor precisión nuestras fortalezas y debilidades, como así también tener claridad acerca de hacia donde nos dirigimos. Por tanto, este proceso que hoy iniciamos tiene un fuerte componente de necesidad interna y lo abordamos desde la defensa y la reivindicación de nuestra autonomía.

La comunidad universitaria de la UNLu, empezando por el Consejo Superior y este rectorado, han entendido que no debíamos permanecer al margen en este contexto por la evolución y puesta al día del sistema universitario. Contexto que concebimos en imprescindible y estrecha correspondencia con los cambios que se expresan en la sociedad. Hemos dado una clara señal política de avanzar en este proceso y para ello hemos venido generando las condiciones para que puedan participar todos aquellos que deseen hacerlo, dado que entendemos que un proyecto estratégico en una institución como la Universidad no puede desarrollarse y en especial tener éxito, si no es producto de una construcción colectiva.

Esta adecuación es difícil llevarla a buen término si no contamos con una clara visión de futuro, definiendo hacia dónde queremos dirigirnos desde la Universidad Nacional de Luján.

Pensamos que este proceso es un flujo que debe partir del análisis del entorno en simultáneo con el análisis interno.

Consideramos que conocer ambos aspectos, repito, el interno y externo, es un requisito ineludible para poder arribar a la formulación de la Misión y Visión de la UNLu.

Determinadas ambas, misión y visión, avanzaremos hacia el diseño de los objetivos y estrategias para un periodo que sin duda excederá a la actual gestión.

Hemos partido de concebir una Universidad como una Institución que se proyecte de manera clara, con señales nítidas, que esperamos surja de estudios e investigaciones debidamente fundamentados y respaldados en la labor del conjunto de la comunidad.

Esta tarea sólo será posible si entendemos cada paso a dar como eslabones de una marcha continua, que sin dudas nos exigirá un compromiso activo, democrático y sin ningún preconcepto, con la mirada en el presente y, en especial, en el futuro.

La labor recién la iniciamos y, como se sabe, el primer paso suele ser el más fatigoso, pero, y a la vez, el más promisorio por ser el mismo expresión de la voluntad por avanzar hacia la meta que nos hemos fijado.

Meta que no es otra cosa que guiarnos por un Plan Institucional Estratégico.

Contar con un plan estratégico implicará desde ya dar coherencia y visión de futuro a los esfuerzos de nuestra universidad y, a la vez, avanzar más allá de cualquier mirada cortoplacista.

Un plan estratégico, además de analizar la situación del presente, ayudará a preparar los necesarios cambios y el seguimiento de la evolución de los mismos para así tomar decisiones en relación a nuestras potenciales capacidades para cumplirlas con éxito.

Sin duda también afrontaremos la planificación a mediano y largo plazo tanto de las líneas estratégicas como de la toma de decisiones. Aspiramos contar con el concurso de toda la comunidad universitaria para que las decisiones que se adopten sean más efectivas en la asignación óptima de los recursos.

Asimismo un plan estratégico contribuiría a cambiar la cultura organizacional en la medida que facilite la incorporación de todos nosotros dentro de objetivos globales, coherentes.

Hoy con esta Jornada inauguramos un proceso de planificación estratégica.

Acerca de la metodología a emplear tendremos en la sesión de la mañana aportes de un especialista en la materia.

En la sesión de la tarde las exposiciones de los rectores de las Universidades Nacionales de Cuyo y de La Pampa serán valiosas contribuciones dado que en ambos casos han recorrido un camino que hoy en la UNLu, con nuestras especificidades, estamos dispuestos a transitar.

Se trata de representantes de probada trayectoria en la defensa y desarrollo de la Universidad pública, democrática y al servicio de la sociedad de la que formamos parte.

Doy la bienvenida a todos, a los de la casa y a los representantes de Universidades públicas a esta labor.

Sólo me resta pedirles redoblar el esfuerzo que venimos realizando, aún en adversas condiciones, por cumplir y elevar el compromiso que asumimos todos los defensores y promotores de la educación pública.

08.09.06

 

UPA Universidad Públca Argentina