[...] se ignoraba que había ya en el mundo una manera de enseñar tan sencilla, tan breve y tan barata y tan barata que no dejaba pretexto a los más miserables para no prestarse al medio más fácil de la ilustración general [...] Plan de enseñanza para las escuelas de primeras letras, Imprenta de los Expósitos, Buenos Aires, 1823.

El método consistía en el uso de alumnos avanzados llamados monitores que enseñaban y vigilaban el aprendizaje de sus compañeros. Solamente ellos se comunicaban con el maestro quien les transmitía los conocimientos y las normas para la actividad escolar.
Cada monitor podía tener a su cargo hasta diez alumnos calculándose que un solo maestro podía llegar a ocuparse de hasta 500 o 1000 alumnos.
Su propuesta didáctica estaba impregnada de utilitarismo, ya que era la actividad del alumno la que, en busca de recompensa y de eludir castigos, garantizaba el orden en el aula. La búsqueda de gratificaciones y llegar a ser monitor eran los premios principales. La recompensa y el castigo estaban cuantificados y reemplazaron a los castigos corporales.
Este método se presentó para las sociedades recientemente independizadas como el medio para cumplir las proclamas revolucionarias: la utopía de la "Ilustración General".  Las deterioradas finanzas post- revolucionarias y la escasez de maestros podrían ser afrontados con el nuevo método.
Por sus características técnicas y pedagógicas el método era barato y permitiría alcanzar el ideal de la educación básica y universal formando al ciudadano, especialmente a los niños pobres. Para evitar dar a cada niño un libro se utilizaban planchas de hojas de papel con letras y palabras, suspendidas en la pared y los alumnos colocados en semicírculo bajo la dirección de un monitor, repetían la lección. Como las plumas, la tinta y el papel eran caros se les sustituía por una pizarra.  Desde ese momento la enseñanza de la lectura se encontró ligada a la escritura.

En Buenos Aires

El lancasterianismo se expandió por América del Sur a través de James Thomson, filántropo y vendedor de Biblias, representante de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y de la Sociedad Lancasteriana de Londres.
Thomson llegó a Buenos Aires en 1818 y un año después el Cabildo apruebó el establecimiento de una escuela, la preparación de preceptores en este método y el sueldo de 1000 pesos a Thomson.
Para 1821, cuando se adopta el modelo napoleónico, a instancias de Rivadavia, en donde la Universidad centraliza todos los niveles educativos, había ocho escuelas con este sistema. A partir de 1822 el Departamento de Primeras letras suprvisó la aplicación del método Lancaster.
El interés de los políticos se centraba en difundir el método por medio de especialistas más que por adictos al gobierno o a la religión hegemónica. Es así que, en 1826, entre los requisitos para ser maestro sólo se hablaba de moralidad y suficiencia, probablemente para no entorpecer el funcionamiento de escuelas de protestantes. El método llegó a aplicarse en otras ciudades como Córdoba, Corrientes, Santa Fé y Mendoza.
El Estado financió y obligó a educarse a los varones. La naciente policía fue la que observó que se cumpliera la obligatoriedad escolar y llevó la contabilidad de las asistencias de alumnos y maestros y el registro de ingresos y egresos a las escuelas. La tarea de  educar a las niñascon el método lancasteriano fue encomendada ala Sociedad de Beneficencia. Ellas aprendían lectura, escritura, cálculo y costura.
En 1828 se peridó el énfasis en el método lancasteriano aunque su uso continuó según el libre criterio de los docentes.

¿Por qué no triunfó?

  1. Los maestros se oponían por que incrementaba sus tareas.
  2. La disciplina pretendida no se concretaba por que cada alumno variaba su posición en la pirámide constantemente y el lugar del saber no quedaba centrado en el maestro.
  3. Falta de recursos económicos.
  4. La escuela no retenía a los niños el tiempo suficiente para disciplinarlos. El aprendizaje era rápido.

¿Qué herencia dejó?

  1. Registro administrativo de las tareas escolares
  2. Profesionalización de la actividad docente y formación de un grupo de especialistas
  3. Premios y castigos simbólicos.
  4. Evaluación numérica de los aprendizajes.

Bibliografía:
NARODOWSKI, Mariano (1999) "El sistema lancasteriano en Iberoamérica. Primer intento de modernización de la educación escolar" en Alternativas, Publicación internacional del LAE, Universidad Nacional de San Luis.
SOSA, Jesualdo (1953) "La escuela Lancasteriana" en Revista Histórica N° 58-60, Montevideo

 
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