En la década del 70, la vigilancia estatal y la censura ideológica cobró una fuerza significativa. Durante la última dictadura militar la restricción a enseñar sólo 13 letras en primer grado retrasó el aprendizaje, los libros de lectura acortaron sus miras, y sus autores se vieron en dificultades dignas de un ejercicio de taller literario para escribir textos con sentido con sólo ocho consonantes. Vaya como ejemplo Pupi y yo y la siguiente lectura. |